"Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer u hombre pendenciero."1
El divorcio existe estemos de acuerdo con el o no. Algunos han hecho todo lo que está en su poder para salvar el matrimonio pero no lo han logrado. Entonces hay los que entran en una unión sin ningún sentido de la responsabilidad o del compromiso que se necesita para que funcione la relación. Hoy estamos hablando sobre el primero, y no de los últimos cuyo divorcio raramente podría ser justificado.
Desafortunadamente, aun hoy en día algunos cristianos ven a los divorciados como si fuesen ciudadanos de segundo clase y muchas iglesias no los aceptan completamente. ¡Como dice el viejo refrán, la iglesia es el único ejército que dispara a sus heridos! La iglesia de hoy en su totalidad es mas para las familias; es decir, familias casadas. ¡Esto a la luz del hecho de que por lo menos en los E.E.U.U. más que mitad de los adultos de 24 años o mayores están solteros! El mundo de la soltería es un extenso campo misionero al cual muchas, si no la mayoría de las iglesias y los cristianos les dan la espalda.
La buena noticia es que Dios no rechaza a los divorciados que reconocen sus faltas y le piden su ayuda y perdón. ¡Piense en la mujer en el pozo que había tenido varios maridos y no estaba casada con el hombre con el que ella vivía! ¿La rechazó Jesús? No. ¡De hecho él la utilizó para llevar el evangelio a la gente en su ciudad! Probablemente nosotros le hubiésemos dado con el pie izquierdo." ¡Piensen, también, en la mujer cogida en el acto del adulterio! ¿Jesús la rechazó? No, él no lo hizo. Y mientras que él no perdonó su comportamiento, él la amó, la aceptó y le ayudó a liberarse de su forma pecaminosa de vivir.
Ciertamente el divorcio debe ser solamente el último paso después de que se haya hecho todos los intentos honestamente posibles para salvar la relación. Pero a menos que ambos sean honrados, hagan frente a la verdad sobre su contribución al conflicto, y estén dispuestos a crecer, a cambiar y a trabajar en su propia recuperación y en su matrimonio, puede no haber esperanza. En mi experiencia, he atestiguado que en la mayoría de las relaciones que fallan muchas personas juegan al juego de la culpa y mientras ellos culpen a la otra persona por sus problemas, sin enfrentar lo qué ellos han contribuido a la desintegración, no habrá una resolución y hay poca esperanza de resolver el conflicto.
La palabra de Dios también nos recuerda que si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos,2 lo que está implicando que no siempre se es posible hacer esto. Y que más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer u hombre pendenciero.3 Así que cuando pensamos en lo que Dios tiene que decir sobre el divorcio, no olvidemos todas las otras escrituras que se pueden aplicar a las relaciones
Otra cosa que les pido a los divorciados es que vean el fracaso de su matrimonio como una llamada de atención de parte de Dios para que ellos enfrenten y trabajen en cualesquiera problema/debilidad del carácter que puedan tener para asegurarse de que no incurran en la misma equivocación otra vez. Esto es porque estamos destinados a repetir lo que no resolvemos ... repetirlo y repetirlo... ¡Y Dios permitirá que continúennos repitiendo los mismos errores hasta que lo comprendamos! Pero una vez que aprendemos lo que necesitamos aprender, no necesitamos continuar aprendiendo de una manera difícil. Lo qué Dios desea para todos nosotros es que seamos completamente sanos, porque solamente al grado que estemos sanos en nuestras vidas, actitudes, comportamiento, acciones y relaciones seremos "totalmente sanos".
Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío por favor ayúdame a ser abierto y honesto en mis relaciones—contigo y con todas las personas importantes en mi vida; ayúdame a enfrentar y resolver los debilidades de mi persona y a ser como Jesucristo para los demás para así estar protegido del divorcio y otras relaciones que no funcionen. Gracias Dios mío por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén."
1. Proverbios 21:9 (NVI).
2. Romanos 12:18.
3. Proverbios 25:24.
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