"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra."1
En mis días de la universidad, en mi clase del ética aprendí que si una acción es provechosa a una persona físicamente, intelectual, emocionalmente, social y/o espiritual, entonces es ética. Por otra parte, si alguna acción es dañosa a cualquier persona físicamente, intelectual, emocionalmente, social y/o espiritual, la acción es poco ética. El mejor estándar y la autoridad absoluta sobre lo que es éticamente correcto es aquello que está basado en la Biblia, la Palabra de Dios.
Cuando consideramos el desastre de Enron y otros negocios, demasiados atletas tomando esteroides, los medios de comunicación que manipulan las cosas agregando su particular punto de vista a la noticia, y algunos (quizá muchos) políticos que hablan con verdades a medias que están diseñadas para engañar, no podemos dejar de preguntarnos sobre la carencia de ética en la sociedad de hoy.
A pesar de lo que nos dicen los modernos eclesiásticos—que la gente es básicamente buena y con educación continuaremos mejorando, los escándalos como estos ha estado siempre con nosotros y siempre estarán porque somos pecadores. Y en una sociedad donde no enseñamos la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, donde se han abandonado las morales absolutas, donde la tolerancia y no la verdad es absoluta, donde la corrección política reemplaza la realidad, y donde nuestras éticas se basan en aquello que es conveniente más bien que en lo que está correcto o incorrecto, así que no nos sorprendamos cuando continuamos viendo escándalos fraudulentos.
Pero nosotros que proclamamos ser seguidores de Jesús, asegurémonos de basar nuestras éticas sobre lo que está bien o mal en la palabra de Dios y, con su ayuda, esforzarse a vivir siempre en armonía con los principios encontrados en ella.
Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío, por favor dame amor por tu palabra, y como lo dijo David, En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti. Ayúdame a establecer y a vivir bajo éticas basadas en tu palabra para nunca llevar vergüenza a tu nombre. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén."
1. 2 Timoteo 3:16–17 (NVI).
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